Los caddies que asisten a los
jugadores de golf se vinculan directamente con cada jugador, quien establece
las pautas de desenvolvimiento de la relación, en cuanto al horario,
remuneración, recorrido y modalidades propias del deporte. El club no
interviene en dicho acuerdo y el hecho de que al ingreso se les tomara sus
datos no modifica tal situación por cuanto de modo alguno se puede inferir que
esa individualización, necesaria por razones de seguridad del club, lleven a
sostener que existe un poder de fiscalización que alcanza el límite de la
potestad disciplinaria por parte de la entidad y que pueda servir para
encuadrar el vínculo entre el club y el caddie como un contrato de trabajo,
máxime si no se probó fehacientemente que la tarifa fuere fijada por el club o
impuesta a los caddies por el club a través del master caddie.[1]
[1] Sala II, Expte Nº 19.733/2009 Sent. Def. Nº 100.013
del 20/12/2011 “Maturana Emilio Raul c/ Jockey Club Asoc. Civil S/
Despido”. (Maza – Pirolo)
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