Frente al requerimiento del trabajador que, fundado en prescripción médica, solicitó nuevas tareas, el empleador haciendo uso de la facultad conferida en el art. 212, LCT, alegó imposibilidad de otorgar tareas distintas, por lo cual el actor se consideró injuriado y despedido de manera justificada. La demandada tuvo a su cargo la prueba de su imposibilidad en cuanto al otorgamiento de tareas livianas, debiendo acercar al proceso elementos probatorios que abalaran su postura, mas ello no ha ocurrió, sino que simplemente, indicó que el hecho que el actor sea analfabeto era cuestión suficiente para no otorgarle tareas acordes a la prescripción médica. Una persona que no sabe leer ni escribir, se encuentra facultada para realizar múltiples tareas que no requieren de dichos conocimiento, por lo tanto, el sencillo argumento vertido por la demandada, no resiste el menor análisis, máxime si se tiene en cuenta que no se ha detallado siquiera mínimamente, como estaba organizada la empresa, y en qué sectores era requisito saber leer y escribir para desarrollar las tareas. Sentado ello y teniendo en cuenta las particulares circunstancias del caso, cabe afirmar que el actor ha padecido un menoscabo moral por la situación de perder su fuente de trabajo por el hecho de no saber leer ni escribir, razón por la cual corresponde fijar una reparación de $ 20.000 para resarcir tal perjuicio.
P., J. A. vs. C., E. F. s. Despido.Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo Sala VII; 13-jul-2016.
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